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Por una sociedad libre de violencias machistas

Marc Núñez Vendrell, estudiante de Periodismo en la UVIC

 

Kakolum tiene el objetivo de que sus acciones perduren en el tiempo, incluso si un día dejan de estar presentes

 

Parte del equipo local de Kakolum llegando a la presentación de una escuela


Kakolum es una ONG que persigue el objetivo de ayudar a desarrollar el funcionamiento sostenible de los países africanos mediante proyectos centrados en el empoderamiento de las mujeres.


De este modo, trabajan para garantizar los derechos humanos fundamentales y la igualdad de género, con especial énfasis en la promoción de la igualdad de género y en la lucha contra las violencias machistas. Lo hacen como equipo local con el objetivo de que sus acciones puedan perdurar en el tiempo.


La ONG nació en 2017 y, desde entonces, ha llevado a cabo acciones relacionadas con la promoción de los derechos de las mujeres, la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y la mejora de la infraestructura pública. Se pretende que las actuaciones que realizan dejen huella y perduren de forma sostenible, de manera que las comunidades locales puedan garantizar su continuidad en el tiempo.


Esta filosofía y manera de plantear las acciones se basa en trabajar como equipo local que utiliza las estructuras ya existentes, como asociaciones, servicios o administraciones públicas, para no generar dependencias. De hecho, Kakolum, en la lengua mayoritaria de la región de Ziguinchor, el diola, significa “la huella que se deja al caminar sobre la tierra”.

 

Los miembros del equipo Tourya Gueye, Manu N'Doye, Bouba Diabang y Awa Sadio en la oficina


Venimos de Europa con la mentalidad de cambiar las cosas aquí desde nuestra perspectiva. Lo importante es entender que aquí ellos ya saben lo que necesitan, hacia dónde quieren ir y cómo lo quieren. No hay nadie que sepa más sobre esto que ellos mismos. Lo que necesitan son recursos.

Elena Santamariña, técnica de proyectos de Kakolum


Cualquier lugar puede servir a una persona para acercarse a otras realidades, pero en Kakolum no creen en los voluntariados de una semana. Afirman que hay quienes van a hacer un poco de todo: regar el huerto, ir a una escuela sin haber sido profesor… existe la mentalidad de que se puede hacer de todo sin tener formación específica.


Aseguran que las estructuras locales están muy cansadas de otras ONG que llegan con proyectos, hacen las cosas a medias y luego se marchan. Con Kakolum esto no es así, porque no se impone nada a la población que no deseen y se intenta que sean ellos quienes guíen todas las acciones.


La manera de trabajar de algunas ONG sería la de “copiar-pegar”. Esto significa que, como les ha funcionado un proyecto en Dakar, piensan en ir al departamento de Bignona a hacer lo mismo, lo cual no funciona porque cada lugar tiene sus necesidades específicas. Desde Kakolum consideran que tener gente local cada vez más implicada y formada es esencial para que los proyectos tengan sentido para la comunidad.

 

(...)

 

Ecofeminismo y permacultura

 

Kakolum se define como una firme defensora del medio ambiente. Por eso promueven un desarrollo sostenible basado en la justicia ambiental y en los principios del ecofeminismo. Según el Instituto Catalán de las Mujeres, se trata de una corriente de pensamiento y movimiento social que combina el ecologismo y el feminismo, destacando las relaciones entre la subordinación de las mujeres y la explotación y degradación del entorno natural.


La permacultura es una forma de trabajar y cultivar la tierra históricamente vinculada a cuestiones sociales, políticas y económicas. Kakolum cuenta con un experto en esta práctica dentro de su equipo: Salomon Diatta, formador en permacultura. Este sistema agrícola, que se encuentra en entornos rurales, permite una mejor conservación de recursos como el agua y el suelo fértil.

 

Salomon Diatta, formador de permacultura en Kakolum, enseñando a una chica cómo preparar el suelo para cultivar


Kakolum actúa en diferentes jardines comunitarios en la zona donde tienen influencia. Allí trabajan mujeres que buscan lograr independencia económica. En Senegal, una de las cuestiones clave para entender cómo funciona la sociedad es que, normalmente, es el hombre quien trabaja y, por tanto, quien obtiene el dinero. En cambio, las mujeres son las encargadas de cuidar el hogar y los hijos, lo que genera una gran dependencia económica de las mujeres hacia sus maridos.


Las mujeres que cultivan estos huertos, muchas de ellas formadas por Salomon, lo hacen principalmente para alimentar a sus familias y ganar dinero para ofrecer un mejor futuro a sus hijos. Desafortunadamente, estas mujeres encuentran limitaciones al desarrollar su trabajo. Defienden que tienen ingresos, pero no son suficientes. Además, a veces tienen problemas para adquirir semillas, lo que impide que puedan trabajar tanto como les gustaría.

Mujeres trabajando en un huerto comunitario

 

Según Maria Bujons, directora ejecutiva del proyecto de Kakolum, aunque los huertos tienen altibajos debido a que la agricultura en la región es muy irregular, los métodos de la permacultura, como no usar pesticidas o fomentar la diversidad de cultivos, han permitido lograr mejores resultados agrícolas. Kakolum no exige nada a estas mujeres sobre lo que producen, ya que todo lo que cultivan en estos espacios comunitarios es para ellas.

 

 

La función de una Badienu Gokh

 

Tourya Gueye, además de ser animadora de Kakolum, es Badienu Gokh. Esta figura es muy desconocida en Cataluña, pero es sumamente importante para las mujeres de Senegal. Su traducción se entendería como “la tía del pueblo” y es a ella a quien acuden las mujeres cuando enfrentan situaciones que no pueden tratar con nadie más.

 

Tourya Gueye dirigiendo una dinámica entre madres e hijas

 

Funciona como una figura de consejo y autoridad, y al mismo tiempo, como un espacio de confianza y experiencia. Las Badienu Gokh escuchan siempre los problemas cuando las mujeres lo necesitan. Las acompañan durante los procesos médicos, familiares o, incluso, de denuncia, y las ponen en contacto con profesionales.


Ocupar esta tarea es una decisión voluntaria, pero no todos pueden acceder a ella. Es la comunidad la que debe elegirla siguiendo unas cualidades imprescindibles que debe tener. Debe ser una mujer del pueblo que todos conozcan y a quien se le preste total atención cuando habla. Según Tourya, es por eso mismo que la escogieron. Asegura que está muy orgullosa de ello y que la hace aún más fuerte para ayudar a la población, especialmente a las mujeres, los niños y los jóvenes.


Antes que Badienu Gokh, somos madres. Los problemas de los que hablamos con las mujeres también los enfrentamos en nuestros hogares. También sufrimos violencia en casa.

Tourya Gueye, Badienu Gokh y animadora de Kakolum


Los principales problemas a los que se enfrenta como Badienu Gokh en el día a día tienen que ver con la razón por la que también existe Kakolum: la escasa garantía de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Según dice, además de la violencia, lo que más se reivindica son los embarazos precoces, ya que no solo no son deseados, sino que a menudo desembocan en matrimonios forzados.


Por suerte, Tourya defiende que, al mirar al pasado, la gente de Senegal debería estar orgullosa de que, poco a poco, la situación está avanzando y mejorando. No solo van a ella las madres y las jóvenes, también los padres tratando de resolver los problemas que tienen en casa. Asegura que esto es muy alentador.

 

 

De Nueva York a Senegal: la futura escuela de Kabar

 

Donghwan Moon, Jong Hwa Lee y Daisy Jee Yeon Han son tres arquitectos de Nueva York que han iniciado su proyecto de escuela secundaria en Kabar, entre Diannah y Kafountine. En la zona actualmente solo hay una escuela. La idea es que la nueva llegue a tener hasta diez aulas, dos oficinas y otros espacios comunes como baños. En un principio, se acordó dividir el proyecto en diferentes fases; la primera, que ya ha comenzado, consiste en la construcción de dos aulas, una oficina, un baño y un pequeño espacio común en medio de todo.


Los arquitectos Donghwan Moon, Daisy Jee Yeon y Jong Hwa Lee

 

Todo comenzó cuando se presentaron a una competición de arquitectura organizada por Kakolum y Archstorming, abierta a arquitectos de todo el mundo. Reconocen estar muy interesados en este tipo de trabajo y también están muy contentos de participar en un proyecto como este.


Donghwan Moon ya tenía experiencia en proyectos similares y, al ver un anuncio de la competición, contó con Jong Hwa Lee, quien ya le había pedido trabajar conjuntamente si surgía una propuesta similar. Así se formó el equipo. Estaban muy emocionados y aún lo están, asegura Lee.

 

Independientemente de dónde sea el proyecto, trabajar con la comunidad siempre es enriquecedor y muy importante. Es necesario conocer a la gente a la que va destinado tu trabajo, ya que esto ayuda a diseñar mejor los edificios.

Donghwan Moon, arquitecto


Este proyecto es especial para ellos porque defienden que no están aquí solo para construir una escuela, sino un lugar donde todos los miembros de la comunidad puedan reunirse, pensar en ideas y construir este espacio juntos. No solo quieren crear un edificio y marcharse. Quieren que su proyecto tenga un sentido. Consideran que este caso no tiene nada que ver con sus planes habituales, ya que en el mundo de la arquitectura normalmente se construye algo y luego se deja estar.

 

Algunos de los chicos y chicas con los planos del proyecto

 

En este proyecto, continuamente nos preguntamos cómo podemos incluir las ideas de la comunidad para que realmente les beneficie. Una vez que hayamos establecido la plataforma, los estudiantes y el resto de los miembros de la comunidad podrán darnos su opinión sobre cómo quieren aprovechar el espacio. Esto es clave en nuestro proyecto porque nuestra idea no es solo construir un edificio, sino crear un espacio que todos puedan aprovechar al máximo.

Jong Hwa Lee, arquitecto


Los tres arquitectos han pasado unos días en Senegal. Una de las noches, cuando iban al terreno donde se construirá la escuela, se encontraron con muchas personas del pueblo y figuras importantes de la comunidad que los recibieron afectuosamente con una fiesta como muestra de gratitud por su trabajo.


Aseguran que es uno de los momentos que nunca olvidarán. Destacan el interés y la pasión del pueblo por la educación y se muestran muy agradecidos por las muchas ideas y opiniones que recibieron, y por la participación activa de la comunidad en las actividades que habían preparado.

 

Es un valor social muy impresionante porque muchos vecinos de la zona de Kabar vinieron muy interesados en el proyecto de la escuela. Estoy muy contenta de que todos mostraran interés y nos ayudaran con ideas para mejorar el proyecto. Estoy muy agradecida.

Daisy Jee Yeon Han, arquitecto

 

 

Poco a poco se acerca un futuro mejor

 

Desde Kakolum defienden que han visto una apertura en la gente y cómo cada vez hay más confianza en el equipo. Ven que la gente está mucho más empoderada para comenzar a cuestionar cuáles son sus derechos, luchar para que no les sean vulnerados y avanzar en el rompimiento de tabúes y barreras. A nivel comunitario, se observa cómo la gente identifica a Kakolum como un equipo de apoyo cuando tienen alguna dificultad.


En relación con el programa de salud sexual y reproductiva, defienden que se han abierto muchas puertas para hablar del tema. Lo que antes era muy complicado ahora ha cambiado. Hablar sobre derechos sexuales y reproductivos en las escuelas al principio era muy difícil, y ahora son las propias escuelas las que facilitan su llegada.


Ami Diatta, de Kakolum, hablando a unos alumnas sobre la mutilación genital femenina

  

Esta evolución positiva que está ocurriendo en la región, en parte gracias a Kakolum, está favoreciendo que haya menos tabú al abordar temas relacionados con los derechos humanos fundamentales. Este cambio es crucial porque reconocer y proteger los derechos sexuales y reproductivos es fundamental para la salud, la autonomía y el bienestar de las mujeres en todo el mundo.


Marc Núñez Vendrell
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